miércoles, 24 de noviembre de 2010

Marilyn Monroe y sus poemas.-

La novedad es la siguiente, un libro de Fragmentos, Notas Personales y Cartas que editó Seix Barral de Marilyn. Sí, escritos por Marilyn. Por suerte encontré un artículo de Radar de este domingo. Acá el link:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6624-2010-11-24.html

Un sueño de Marilyn:

sueña que es Marilyn Monroe, que está en un quirófano y Lee Strasberg está por operarla. La Dra. Hohenberg, su psiquiatra, coincide con Strasberg: operarla es el único modo de curarla de la terrible enfermedad que la aqueja y devolverla a la vida. Afuera, su marido, Arthur Miller, espera ansioso el resultado de la intervención. La Dra. Hohenberg es la encargada de administrarle la anestesia. Strasberg procede, toma un bisturí y la abre. Pero no encuentra absolutamente nada, la operación es un fracaso: Strasberg queda profundamente decepcionado, la Dra. Hohenberg está atónita y Miller, triste y abandonado. Alrededor de la camilla yace desparramado el relleno que cayó de Marilyn después de la intervención: aserrín.

Marilyn pasea por los recuerdos truculentos de su infancia como si fueran escenas de una película, anota indicaciones de Lee Strasberg en sus clases del Actors’ Studio como si fueran consejos para la vida, anota consejos para la vida como si fueran indicaciones para actuar: el mundo interior de Marilyn Monroe parece un guión para ser Marilyn Monroe.

Hay una foto, en el artículo, de Marilyn leyendo el Ulises, el periodista dice:

Uno mira a Marilyn leyendo el Ulises y no puede sino preguntarse: ¿entenderá algo?, ¿o lo entenderá todo? Ahí está, en una de sus cartas, su intención de darles la espalda a los estudios que la dejan insatisfecha con sus cosas de hombres, para formar una compañía de actores nueva junto a Marlon Brando, y su proyecto de interpretar todos los papeles shakespeareanos, desde Julieta hasta Lady Macbeth. Ahí estén quizá los verdaderos papeles perdidos de Marilyn. Los que se perdieron para siempre esa noche de 1962 en que apareció muerta, desnuda, entre los blisters de barbitúricos con los que combatía el insomnio que la liberaba de la pesadilla de ser, también en sueños, Marilyn Monroe.

Y un poema:

Dejé mi casa de madera sin pulir -
un sofá de terciopelo azul con el que sueño todavía.
Un arbusto oscuro y resplandeciente justo a la izquierda de la puerta.
Al final del camino los crujidos mientras mi muñeca
en su cochecito pasaba sobre las grietas - “Nos iremos lejos”.

Los prados son enormes la tierra (será) dura
a mis espaldas. La hierba tocaba
el azul y nubes aún blancas cambiaban la forma
de un anciano por la de un perro sonriente con las orejas desplegadas.

Mira -
Los prados se extienden - están tocando el cielo.
Dejamos nuestros contornos sobre la hierba aplastada.
Morirá más pronto porque estamos aquí - ¿habrá
crecido algo más?

No llores muñeca no llores
te tengo en brazos y te acuno hasta que te duermes.
Calla calla sólo estaba fingiendo que no soy (era)
tu madre que murió.

Te alimentaré del arbusto oscuro y resplandeciente
justo a la izquierda de la puerta.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Mad Men Cocktails

Por supuesto, sigue el fanatismo. A medida que pasan los capítulos vuelvo a confirmar lo excitante de toda la serie. Con alegría encontré hoy esta publicación de la Revista Joy que voy a copiar sin culpa:

JOY.
Alguna vez tenía que pasar que la televisión ayudara a los hombres. Que nos mostrara algunas de las recetas de la felicidad. Que los mejores cócteles que existen sean los verdaderos protagonistas de una serie de televisión. El responsable de este hallazgo es el escritor y productor Matthew Weiner quien luego de trabajar en la vida de Los Sopranos se fue un par de décadas atrás en el tiempo y creó el mundo de los Mad Men, la serie que a mediados de este años inició su cuarta temporada y que acaba de ganar el premio Emmy a la mejor serie dramática por tercer año consecutivo. 
En esta serie se bebe alcohol. Mucho alcohol. No hay almuerzo en el que no se beba un Dry Martini. No hay reunión de trabajo en la que no se sirva un whiskey sin hielo. No existe cena de amigos en la que no se pida un Old Fashioned. Así era la New York de los años 60.
Hoy, coherente con la moda retro que hace estragos en todo el mundo (restaurantes nuevos ambientados como pulperías, golosinas y snacks desaparecidos que vuelven a los quioscos), la popularidad de esta serie hizo que los tragos que preparan los protagonistas volvieran a ponerse de moda. Aunque en las agencias de publicidad de hoy no se vea a creativos vistiendo los trajes a medida de Don Draper, ni contratando secretarias pulposas que sepan dactilografía como Joan Holloway, ni tomándose dos horas de almuerzo como Roger Sterling, la gente se acerca cada vez más a probar los mismos cócteles que ellos: Gimlet, Tom Collins, Dry Martini, Gibson y Bloody Mary son algunas de las recetas de siempre que hoy retoman un lugar protagónico en las barras.

¡Qué lindo sería que con la fascinación por Mad Men vuelvan sus ritos sagrados! Beber cócteles con las comidas, tener un bar en la casa y uno en la oficina del trabajo (o al menos algunas botellas), saber preparar tragos. Pero como muchas veces pasa, los ritos del pasado vuelven sin el circo completo, así que conformémonos con que las fórmulas se hayan vuelto a poner de moda y que hoy tomar un Manhattan no sea visto como algo anticuado sino como lo más cool del mundo.

Estos son los cócteles más bebidos de Mad Men, para que los reconozcas y para que los bebas como ellos.

OLD FASHIONED
Los bartenders aman este trago y en Buenos Aires uno puede ver a algunos de ellos deteniéndose a mover el vaso con la melaza que forman con el bitter y el azúcar, seleccionar los hielos, elegir las cerezas al marrasquino (hay quien las evita por ser algo kitsch) y agregarle algún whiskey americano con tal delicadeza en su preparación que parece que estuvieran ensamblando una bomba nuclear. Esta artesanía delicada esconde crudeza y simplicidad, una mezcla que algunos viejos bartenders preparan en segundos. Al fin y al cabo no es más que una forma de especiar y endulzar el whiskey, de domarle su carácter a veces algo áspero. Es uno de los preferidos de Don Draper, personaje principal de Mad Men, y por lo tanto el ícono de la serie que arranca con él solo, sentado en un bar, hablando con un camarero y pidiendo uno. Guillermo de Doppel (en la esquina de Garay y Bolívar, San Telmo) sigue Mad Men y prepara uno de los mejores Old Fashioned de la ciudad, doble motivo para visitarlo, charlar y beber en su barra. Don suele beberlo con Canadian Club, su whiskey de cabecera. En Doppel, siempre una botella de esa marca esperándote.

MINT JULEP
Otro ejemplar de la simpleza coctelera norteamericana: bourbon, azúcar, menta, hielo roto en pedazos muy pequeños y a veces un golpe de soda. El trago es una forma de beber el whiskey de Kentucky en sus veranos ardientes, para tomar al aire libre, mientras se hace el asado, casi como un aperitivo. En Mad Men hay una escena que define su momento perfecto: una hermosa Betty Draper (esposa de Don) recibe en su casa a amigos de la familia, los hombres y las mujeres charlan cada uno por su lado, los niños juegan, el sol está bien alto, la parrilla está encendida y todos tienen sed. Una postal de la felicidad del american way of life. Allí sale Betty con una bandeja llena de vasos plateados ofreciendo a los invitados los Mint Juleps que ella misma preparó. En Buenos Aires no hay lugar que los sirva en los vasos de plata originales, pero en Ocho7ocho (Thames 878, Villa Crespo) Badhir Maluf o Javier Sosa le ponen amor y dedicación a la selección de la menta, la maceración suave y ofrecen en carta una buena variedad de bourbons para regar de placer y frescura la noche.

DRY MARTINI
No se puede hablar de coctelería clásica si no se entiende el Martini. Es como la gente que dice que el futbol consiste en “22 tipos corriendo atrás de una pelota”, esa misma persona diría del Dry que es “gin con un poco de vermouth”. Y no estaría equivocado, pero no entiende nada de sutilezas, ni de historia, ni de lo que se siente en el cuerpo después de dos Dry Martinis. En los años 50 y 60 los hombres trajeados a lo Mad Men los tomaban hasta en el almuerzo, y de a dos o de a tres. Eso sí, se servían en copas cocktail, algo más pequeñas que la mayoría de las que ves hoy en los bares de Buenos Aires. En la serie hay un inolvidable almuerzo entre Don y su jefe, Roger Sterling, en el que luchan en una guerra sorda por ver quién come más ostras acompañadas de Dry Martini. En la barra de Tô (Costa Rica y Arévalo, Palermo) rescataron la copa cocktail en su tamaño y diseño (pequeña, de pie corto y caliz más angular) y tienen una de las mejores selecciones de gin, incluyendo el G´vine francés y el Hendrick´s. Además, siempre hay una botella de Noilly Prat Dry para darle el toque de vermouth.

GIMLET
Betty Draper se sienta sola en una barra y el bartender le pregunta qué desea beber. Primero pide un vaso de agua. ¿Eso es todo?, pregunta el barman. No, responde Betty, un Gimlet. Transparente, elegante, perfumado, el gin es el más femenino de los destilados y el Gimlet, el más femenino de los tragos. Para prepararlo sólo hay que combinar gin con Rose Lime´s Juice, un jugo de lima embotellado muy popular en Estados Unidos. El resultado es una mezcla dulzona y apenas ácida con la fortaleza del gin amansada y todo su perfume intacto. El Gimlet es una buena metáfora de Betty: mientras el gin es domado por el jugo de limas, Betty es una fiera enmascarada en sus hábitos de señora de la casa. Acá una de las pocas barras en que se lo puede conseguir es en Casa Cruz (Uriarte 1658), que también sería el lugar perfecto para ir con Betty, si uno pudiera invitarla a salir una noche a Buenos Aires.

BLOODY MARY
Hubo una época feliz en que en la primera reunión de trabajo de la mañana no había dudas en que había que beber algo y no era un café en jarrito ni un capuchino de Starbucks. En ese momento reinaban los Bloody Marys, jarras enteras con la mezcla de vodka, jugo de tomate, Tabasco, salsa inglesa, limón, sal y pimienta. ¡Esa es una buena forma de comenzar el día! Esto se ve en la escena en que reciben en la agencia a la dueña de las tiendas Menkel para escuchar su plan de transformación de negocio. El gran bebedor de vodka de la serie es Roger Sterling, que suele aparecer con una botella de Smirnoff, la marca que inventó el mercado de vodka en Estados Unidos. En algo más de dos décadas una bebida que hasta después de la segunda guerra mundial casi no existía en América pasó a ser la más vendida. Cada Bloody servido y bebido en Mad Men esconde esta historia del vínculo íntimo entre la publicidad y el boom del vodka. ¿Dónde tomar un Bloody Mary en Buenos Aires? Sin dudas, en la barra del hotel Plaza (Florida 1005, Retiro), para acompañar una reunión de negocios.

por Martín Auzmendi
    

viernes, 1 de octubre de 2010

Christina Hendricks



Lo que más me impacta de Christina como actriz, es el cuerpo. Aparece en la serie Mad Men y produce un efecto paralizante. Su imagen es imponente. Compone a una secretaria cínica y maliciosa, por lo tanto el personaje resulta divertido.
Representa a la mujer con curvas, que reivindico y reivindicaré siempre. Me parece bellísima, y me hace acordar a las grandes divas.   

Mad Men




Mad Men, es una serie que recomiendo. Hace poco la estoy viendo y como no tengo HBO Plus, la veo en CDs grabados que le compro a Adriana, nuestra proveedora. Para mi es soñada, porque soy fanática de la década del 50. Si bien está ambientada próxima a los 60´s, que más puedo pedir?
No solo reivindico la estética, los preciosos vestidos de las mujeres, las casas, a la hermosa Christina Hendricks, sino que, Mad Men, convoca desde las actuaciones. El protagonista, Jon Hamm, es preciso e imponente, y me recuerda a Tony Soprano. Es machista, alcóholico, seductor, me provoca odio y amor. Es obvio que voy a terminar amándolo como a Tony. Los temas, sin ser "temas" como solo ideas, aparecen detrás de los mundos de los personajes, y son: infidelidad, homosexualidad, racismo, el rol de la mujer, dentro y fuera de la casa, la maternidad no deseada, cosas ocultas, todo lo no dicho, y mucha emoción contenida.

            

Giuletta Masina Sailor, en "Nights Of Cabiria" - 1957 -

Adoro esta foto pintada de Giuletta. 
Me gusta la estética marinera de por si, en todo, ropa, objetos, accesorios, etc.
Siempre pienso en por qué...lo que recuerdo es que cuando era chica, a veces le preguntaba a mi papá: 
- que te hubiera gustado ser? y el siempre me contestaba lo mismo: marinero. Y después seguía con el chiste fácil "para tener un amor en cada puerto"...
En fin, este año, la moda es toda referente a lo marinero, y yo que la vengo remando hace tiempo, no sé que sentir...       

Alfred Stieglitz

Este es otro fotógrafo estadounidense que admiro tanto: Alfred Stieglitz.  También es conocido porque fue esposo de Georgia O`Keeffe, gran pintora norteamericana, hija de granjeros.-

Disfarmer

Esta foto pertenece a Mike Disfarmer, fotógrafo que admiro.
Disfarmer fotografió a muchas personas que vivian en el campo y se dedicaban a la actividad rural en Arkansas (USA) durante 1939 y 1945.
Disfarmer era crítico de la vida rural, y de esta condición "granjera" y por eso su nombre Dis-farmer.
Bill Frisell tiene un disco homenaje a Disfarmer, que por supuesto se llama Disfarmer, donde musicaliza las fotos del artista. Yo me lo debo, todavía no lo escuché.-